El abrazo de David

  (Para una ganadora de la vida)   Te pienso. Y te pienso ante el sonoro reloj de un tiempo sin cuerda. Lento pero preciado. Te pienso. Y te pienso con la sensatez iluminada, con la fuerza y el cansancio en balanza de cobre. Te pienso. Y te pienso estirando la sonrisa de tu belleza. Placable e implacable calendario de todos los abrazos que te debemos. Te pienso. Y te pienso con el hueco y la llenada de una psicología en mayúscula virtud. Con tu ego, tu paciencia o no, tu admirable aprendizaje inconformista que pretende conocer más y más para nutrirse por dentro y luchar hacia fuera. Te pienso. Y te pienso con todas las preguntas que ninguno hallamos en respuestas pero que tejemos junto a tí la red que no solo no te hará caer sino que te impulsará para saltar. Saltar hacia la vida, hacia la nueva vida.   Te pienso. Te pienso con luz, con la luz que te envuelve y la luz que te mandan. Con los destellos que nacen cuando bates alas sobre el rosa. Te pienso